Como
ya vimos, el circuito
de Jakobson explica el funcionamiento de cualquier situación
comunicativa. Sin embargo, presenta algunas limitaciones cuando la comunicación
falla:
—¡Arriad el foque! –ordena el capitán.—¡Arriad el foque! –repite el segundo.
—¡Orzad a estribor! –grita el capitán.
—¡Orzad a estribor! –repite el segundo.
—¡Cuidado con el bauprés! –grita el capitán.
—¡El bauprés! –repite el segundo.
—¡Abatid el palo de mesana! –grita el capitán.
—¡El palo de mesana! –repite el segundo.Entretanto la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, desconcertados. Si no encontramos pronto un diccionario, nos vamos a pique sin remedio.Shua, Ana María. "Naufragio"
Esto
se debe a que el modelo no tiene en cuenta algunas características de los
componentes, que son más numerosos y complejos de lo que se puede pensar
en un principio. Por este motivo, fue objeto de reelaboraciones y
reformulaciones, entre las que se encuentra la versión de la lingüista francesa
Catherine Kerbrat-Orecchioni.
El modelo incluye elementos que Jakobson no había tenido en cuenta |
Algunas observaciones sobre el
esquema
Competencias lingüísticas y
paralingüísticas:
es el conocimiento del código, que
debe ser compartido por los
interlocutores para que la comunicación sea exitosa. El código, por su
parte, es múltiple, ya que la comunicación es “multi-canal”: no sólo nos comunicamos a través de las palabras (canal auditivo), sino también a través de los gestos (canal visual).
Si emisor y receptor no comparten el código, la comunicación falla |
La competencia cultural es el conjunto de conocimientos que poseen los
interlocutores sobre el mundo que los rodea. La competencia ideológica, por otra parte, está formada por los valores de los que se vale el individuo para juzgar los hechos.
Las determinaciones psicológicas
constituyen el conjunto de estados de
ánimo, emociones y formas de ser de los interlocutores, que influyen en los
modelos de codificación y decodificación de los
mensajes.
Las restricciones del universo del discurso
se definen como factores que limitan las
posibilidades de elección y dependen de las condiciones concretas de la situación comunicativa y de lo que
podríamos llamar las restricciones de
género, es decir, los temas y las
características retóricas de ese discurso.
¿Para qué sirve saber esto?
Por una parte, para adecuar mejor nuestros textos según el destinatario, nuestro objetivo y el efecto que deseamos producir. Según las características de cada factor, los recursos serán seleccionados y organizados de manera diferente. También nos sirve para dar una mayor verosimilitud a los diálogos entre los personajes. Es importante adecuar el mensaje a las condiciones de su producción para que sea más efectivo.
Indicar qué competencia falla en las siguientes situaciones comunicativas
Bibliografía
Marafioti, R. (comp.), Recorridos semiológicos. Buenos Aires: Eudeba. 1998
Imágenes extraídas de
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